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Algo se mueve en el proceso de diferir la edad de salida del trabajo, una necesidad ineludible de nuestro mercado laboral y para el futuro pago de las pensiones. El gobierno considera razonable propiciar una edad real de jubilación de 64,5 años en 2027 y de 65,5 en 2048, sin tocar la edad legal, por el momento, que será de 67 años para casi todos los trabajadores  en 2027 (ahora es de 65 años y 6 meses).

Muchas veces he defendido que en España la gente abandona demasiado pronto la actividad. La edad media real está en 63,7 años y en un año menos si se incluyen las ( mal) llamadas clases pasivas, entre ellas los funcionarios que se jubilan en torno a los 60 años. Con esperanzas de vida que crecen sin cesar y que pronto rebasarán los 90 años esas edades resultan completamente injustificadas. No solo porque no permitirán pagar las pensiones, sino por la pérdida de talento que supone prescindir de personas en plena capacidad física y mental. Ante una situación laboral en la que se reducirán los efectivos de jóvenes por la caída de la natalidad, es imprescindible mantener más séniores en el mercado de trabajo. Por ello me parecen demasiado cortas las edades establecidas para la jubilación real y legal y demasiado largos los plazos para que (casi) todos los trabajadores lleguen a ellas. Creo que deberían elevarse y fijar horizontes más cercanos para alcanzarlas. Hay ya algunos países europeos que se lo están planteando, pero aquí resulta todavía un tema tabú y algunos partidos, como Podemos, manifiestan una clara oposición a estas medidas. Ya se que no son fáciles de asimilar porque la cultura del abandono temprano del trabajo está muy arraigada, pero es preciso insistir en este objetivo porque, tarde o temprano, va a ser inevitable. Ya sabemos lo que hay que hacer: incentivar la permanencia con medidas para las empresas y los trabajadores y desincentivar la salida temprana del mercado laboral a través de las cotizaciones u otros instrumentos fiscales. No tiene sentido que la jubilación vaya a ser un periodo más largo que la vida laboral.

Artículo de Rafael Puyol, Director del Observatorio de Demografía y Diversidad del IE, publicado en ABC en enero de 2019.