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A lo largo de nuestra experiencia laboral y de nuestra formación académica, todos nosotros pasamos por multitud de instituciones y conocemos a un gran número de personas. Muchas de ellas nos ayudarán a crecer personal y profesionalmente, aportándonos algo positivo; pero, del mismo modo, en muchas otras observaremos conductas y actitudes que nos harán reflexionar sobre la forma en que jamás querríamos llegar a actuar.

Sin embargo, y más allá del ámbito laboral o académico, en esta ocasión me gustaría compartir una vivencia personal para continuar con esas “historias de mi experiencia” en las que comparto algunas anécdotas que pueden llevar a la reflexión:

“Tras un año 2020 en el que el virus SARS-CoV-2 provocó una terrible pandemia mundial, la llegada del 2021 ha traído consigo la aparición de un temporal de nieve que ha causado importantes problemas en algunos puntos de España.

Ante esta situación, y como suele ser habitual, la solidaridad de los españoles se volvió a poner de manifiesto y muchas personas decidieron colaborar de forma voluntaria; llevando a cabo labores como pueden ser la agotadora retirada de hielo y desperfectos de las calles o el abastecimiento de alimentos para personas ancianas o con problemas de movilidad.

Debido a esta necesidad de colaboración ciudadana, yo mismo decidí enfrentarme al frío para realizar actividades relacionadas con la retirada del hielo y de los desperfectos ocasionados por la gran nevada; sorprendiéndome al ver cómo, al menos en el grupo de trabajo que se formó de manera espontánea cerca de mi domicilio en Madrid, la mayoría de las personas que decidieron colaborar día tras día formaban parte de ese perfil sénior al que, en muchas ocasiones, la propia sociedad trata de forma tan injusta.

Y es que, una vez formado ese equipo de trabajo, resultó verdaderamente gratificante el hecho de ver cómo las personas de mayor edad no solamente se mostraron voluntariosas en la realización de ciertas tareas que suponían un gran desgaste físico; sino que, además, sirvieron de gran ayuda para guiar la forma de trabajo y aconsejar a los más jóvenes sobre cómo proceder.

Respecto a esa importantísima labor de “mentoring”, este talento sénior con el que formé equipo de trabajo puso al servicio del grupo su experiencia; ofreciendo buenos consejos sobre cómo usar de forma más adecuada algunas herramientas como la pala o asesorando a los más jóvenes respecto a cómo trabajar de manera mucho más eficiente.

Así, la diversidad generacional de este improvisado equipo solidario demostró que la fortaleza física de algunos de sus miembros era mucho más productiva cuando, a su lado, existían personas veteranas capaces de orientar la forma de trabajo e incluso de frenar ese ímpetu tan característico de los más jóvenes.”

De este modo, considero que este ejemplo de la propia vida real no es más que el reflejo de lo que puede aportar la combinación de veteranía y juventud al mundo laboral y a cada una de las organizaciones que apuesten por impulsar esa diversidad generacional que, poco a poco, se está imponiendo debido al envejecimiento demográfico.

Por ello, los profesionales de Recursos Humanos debemos ser capaces de impulsar la diversidad generacional y de utilizar el talento sénior de las organizaciones para las que trabajamos; consiguiendo alinear los objetivos y las motivaciones de los equipos de trabajo y tratando de que ningún tipo de diversidad suponga un impedimento para la cohesión grupal.

Previamente publicado en JavierAlarcos.com

Javier Alarcos Olivares’ professional growth has been based on his curiosity and a challenging career which had led him to look for answers in different fields such as education, marketing or psychology. After finishing his Master’s Degree in Human Resources Management, he found himself in the need of sharing his knowledge to serve people and companies to enhance their skills.