21 Jul MI SUPERPODER ES SER DE PUEBLO
Publicado previamente en ethic.es
Pese a las más que conocidas dificultades y brechas –educativas, económicas, sanitarias– a las que se enfrenta la población rural, crecer siendo de pueblo en España ofrece numerosos beneficios psicológicos propiciados por un modelo educativo completamente único e inclusivo, el poder de la transmisión generacional y la cultura de la vecindad. Quien vuelve al pueblo en verano, lo sabe.
Siguiendo con el desarrollo psicológico de una persona de pueblo desde que nace hasta que es escolarizada, el siguiente paso natural es la socialización extrafamiliar, es decir, el proceso de adquisición de un grupo de apoyo de forma consciente o, coloquialmente hablando, hacer amigos. Este fenómeno tiene lugar incluso cuando la persona va a un colegio de Vallecas, de la Barceloneta o de Benimaclet y solo pisa el pueblo en verano, ya que allí se gesta un ambiente casi familiar en el que jóvenes de diferentes edades forman una piña que se mantiene casi inalterable con el paso de los años. A nivel social, es evidente que los pequeños maduran con rapidez al interactuar con personas de más edad. Por otro lado, los mayores aprenden a cuidar de los alevines en el grupo de amigos, convirtiéndose, casi sin pretenderlo, en mentores.
Esta transferencia intergeneracional tiene lugar tanto en el grupo de amigos como en la familia de sangre, ya que es habitual que los hogares rurales acojan a primos, tíos o cualquier rama dispersa del árbol genealógico.
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