Observatory Of Demography

Ageing

((Text only available in Spanish))

Por Alfonso Jiménez, Socio Director, PeopleMatters.

Artículo previamente publicado en la Revista APD.

 

En el mundo cada día nacen menos niños. Este es un hecho demográfico relevante. Es, además, una tendencia global, especialmente llamativa en el caso de nuestro continente, a la cabeza en este descenso de natalidad.

En el mundo cada día vivimos más años. Día a día, gracias al avance de las ciencias de la salud y la tecnología, estamos incrementando la esperanza de vida. También nuestro continente está a la cabeza de este segundo fenómeno demográfico trascendente.

La suma de ambos (menos natalidad y más esperanza de vida) genera un nuevo fenómeno en nuestra historia: el envejecimiento. Europa envejece, al igual que otros hacen continentes pero a menor velocidad. Y España está a la cabeza de Europa. Vamos a ser el país del mundo más envejecido.

Jamás la humanidad se había enfrentado a una sociedad vieja y nuestra generación fue la primera de la historia en enfrentar el fenómeno.

Esto tiene múltiples consecuencias económicas y sociales. Por un lado, hay un problema para nuestros modelos de protección social en temas de pensiones, de salud y dependencia. Y por otro, nadie sabe cómo será una sociedad envejecida. Nadie lo sabe porque nadie lo vivió. Nosotros seremos los primeros.

Los demógrafos predicen que en unos pocos años el tramo de población más importante en nuestro país es el de las personas mayores de 65 años. Si envejece una población en su conjunto, también lo hace en su población trabajadora o población activa. Y si envejece la población activa también lo hace la población ocupada, esto es, los directivos, profesionales, empleados y trabajadores que hoy conforman nuestras plantillas, nuestros equipos.

Ante este nuevo fenómeno del factor Personas, las empresas también tienen que actuar. Durante décadas la mayoría de las organizaciones tuvieron una estrategia básica de personas que pasaban por reponer a los mayores de 53-55-57 años, que tenían más competencias, que eran más sanas y más entusiasmo. Con esta estrategia se rejuvenecían las empresas, se mejoraba la productividad y se reducía los costes.

Sin embargo, cada día esta estrategia básica es más complicada de mantener. Las administraciones europeas son más restrictivas a la salida temprana de la actividad a la inactividad por razones de costo social, pero también porque los jóvenes son un recurso cada día más escaso.

Así, las empresas que quieren ayudar a las personas mayores a crecer, que van a tener que tener personas mayores, que las vidas laborales se expanden, que tienen que batallar por el talento joven, que pueden tener y participar en un profesional de la tercera edad. Para ello, las europeas, pero especialmente las españolas, defina innovar en los procesos de gestión desde la formación hasta la compensación o la organización del trabajo. En el caso español ya ha habido algunos ejemplos interesantes de Banco Sabadell, o la experiencia de Gas Natural con su programa ‘Cuidamos la Experiencia’ en puestos operativos de campo.

El envejecimiento, el envejecimiento, el heno que meterlo en la ecuación de la gestión de nuestras empresas. Y cuanto antes lo hagamos, mejor.

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