Supercentenarios

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La longevidad de una especie es el número máximo de años que pueden vivir sus componentes. Es una cifra que  resulta desconocida aunque por el momento, equivale a la edad más alta a la que se ha muerto el miembro más viejo .En el caso de nuestra especie esa edad límite son los 122 años, 5 meses y 14 días que ha vivido la francesa Jeanne Calment, declarada hasta ahora decana de la humanidad.

La edad de Calment es excepcional, pero sin llegar a ella tenemos cada vez más longevos en el mundo incluídos  los centenarios y dentro de ellos los super centenarios que son los que han cumplido 110 años. Enfoquemos la lente y veamos que rasgos especiales tienen estas personas. Sabemos que cada vez existen más centenarios y súper centenarios en el mundo, aunque no resulta posible conocer su número con exactitud. Una cifra habitualmente manejada  es la de 170 centenarios por cada millón de habitantes que nos llevaría a 1,2 millones a escala internacional.  En términos relativos los valores más altos de centenarios por cada 10.000 habitantes los tienen  Grecia (5,64), Japón (4,96) e Italia (3,04). Precisamente en Cerdeña (Italia), en Icaria (Grecia) y Okinawa (Japón) se localizan tres de las cinco grandes zonas azules del planeta en las que se concentran los mayores volúmenes de nonagenarios y centenario La organización Gerontology  Research Group calcula entre 300 y 450 personas los actuales súper centenarios de los que sólo están “validados”, es decir probados con documentación estadística, aproximadamente un 10%. Ciertamente no son muchos, pero los “posibles” y los “certificados” crecen porque cada vez hay más longevos de esa edad y por la diligencia de los certificadores para probar su autenticidad.

Centrándonos ahora en los súper centenarios, ¿quiénes son esas personas? ¿Qué características los definen? Hay en estos momentos 43 super centenarios vivos y validados, de los cuales 42 son mujeres. El envejecimiento y la longevidad tienen nombre de mujer, rasgo que se acentúa a medida que se escala la pirámide de edades. De ese total, 21 son “orientales”, 17 blancos, 3 hispanos y 2 negros. Y por lugar de nacimiento , la mayoría son japoneses. El retrato robot del súper centenario es, por lo tanto; mujer, de raza oriental y japonesa de origen y residencia.

Pese a las dificultades estadísticas , describir el fenómeno es siempre más sencillo que explicarlo. En lo que no existe ninguna duda es que se trata de un hecho multicausal en el que se combinan elementos genéticos, culturales, medio ambientales y alimentarios.

Los factores genéticos brillan con una luz especial. Parece demostrado que la propensión a vivir más es hereditaria. Basta recordar el ejemplo de   Jeanne Calment. Detrás de sus 122 años están los 93 que vivió su padre y los 86 de su madre, unas edades excepcionales para su época.

El índice Total Inmediately Ancestral Longevity equivale a la suma de la edad a la muerte de los cuatro abuelos y de los padres de una persona. El record del TIAL lo tiene precisamente la francesa Jeanne Calment con 477 años lejos de los correspondientes a otros afamados científicos como Einstein (390), Charles Darwin (378), Irene Curie (372) o Aage Bohr (436). Lo que el índice pone de manifiesto es que cuanto más elevado resulta, mayores son las posibilidades de que una persona alcance una gran longevidad. Con los ejemplos anteriores y en relación a su TRIAL Aage Bohr vivió 87 años, Einstein 76, Darwin 73 y Irene Curie 58.

Ahora bien, si una buena parte de la longevidad está en los genes es preciso recordar que   según Valentín Fuster  hay más de 130 genes  en los que se han encontrado diferencias significativas entre los centenarios (incluidos los súper centenarios) y el resto de la población. Entre ellos menciona la acción singular  del gen APOE o el FAXO 3, que junto con algunos otros hacen que las personas que llegan a cumplir 100 o 110 años aguanten mucho mejor el embate de enfermedades  cardiovasculares, el cáncer o el Alzheimer.

La importancia de la Genética no debe hacernos olvidar el papel de otros factores que combinados con los anteriores acaban explicando el mapa de los centenarios y súper centenarios en el mundo. Una alimentación adecuada, unas condiciones ambientales definidas por bajos niveles de contaminación en cualquiera de sus componentes básicos o un razonable nivel educativo que favorece la adopción de hábitos saludables son factores coadyuvantes de la longevidad

.La explicación de los límites actuales de la existencia humana combina dos grandes tipos de explicaciones: las del “reloj interno”, según la cual la duración máxima de la existencia está codificada en nuestro material genético; y las que aluden al “desgaste”, a la acción de ciertas causas que provocan un acortamiento de la vida que, sin ellas, podría ser mucho más larga o quizás ilimitada. Ambas teorías son compatibles para explicar que nuestro horizonte está, por el momento, en los 122 años de Madame Calment, dos más que el límite expresado en el Génesis (6.1.2.) cuando Dios afirma “Mi espíritu no permanecerá siempre en los hombres porque son mortales; sus días no superarán los 120 años”.

Rafael Puyol

Director del Observatorio de Demografía del I.E.

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